GURDJIEFF ARGENTINA

 



SAMSARA:LA RUEDA DE LA VIDA



 
Para el Budismo, nuestra vida en este planeta es simplemente para mejorar nuestra condición personal y desligarnos del ciclo continuo de los renacimientos que nos impone el karma. La Rueda de la Vida está compuesta de 4 círculos concéntricos y muestra las causas reales del sufrimiento, no de una forma pesimista, sino ofreciendo la posibilidad de redención a nuestra efímera existencia.
El círculo central, en su nivel más bajo, representa a 3 animales enlazados en un ciclo sin fin, un cerdo, una serpiente y un gallo, cada uno surgiendo del otro a modo de danza macabra. Estos 3 animales son los símbolos de los llamadas los "3 venenos" porque son la fuente de nuestros males que nos corroen por dentro. El gallo, del que nace la serpiente, representa la codicia, la avaricia, la vanidad o la lujuria junto con la sensación posterior de culpa, miedo o pánico cuando surge una contrariedad o se produce una pérdida.

La serpiente representa la natural tendencia a la agresión, nuestro instinto íntimo de egoísmo. Cuando no conseguimos lo que deseamos o vemos amenazado algún bien que nos pertenece, por naturaleza reaccionamos agresivamente. Estas situaciones en principio desfavorables nos brindan una excelente oportunidad para ejercitarnos en el autocontrol y en la práctica de la compasión.
De la boca de la serpiente surge el cerdo, la ignorancia, con unas orejas tan grandes que le ciegan los ojos, y así apenas puede conocer que ocurre a su alrededor. De la misma manera, nuestra perspectiva de la vida puede estar tan estrechamente influida por los factores culturales y sociales de nuestro entorno que perdemos de vista nuestra condición esencial de ser, impidiéndonos cualquier acercamiento a la toma de conciencia.
Resumiendo, nuestros esfuerzos por satisfacer frustrados deseos, están simbolizados por el gallo, y lo hacen por medio de la agresión (serpiente), haciéndonos insensibles e ignorantes (cerdo). Esta ignorancia nos empuja hacia el egoísmo y así renace de nuevo el gallo, condenándonos al ciclo imparable de la rueda del Sámsara.
 
Nuestras vidas se hallan dominadas esencialmente por dos fuerzas contradictorias: el impulso interior que nos mueve a adquirir nuevos niveles de conciencia y el peso mortal de nuestra ignorancia que nos empuja hacia horizontes mucho más limitados.
Nuestra tarea, para trabajar en la senda del espíritu, tiene que consistir en permitir a estas fuerzas naturales interiores llevarnos hacia delante y desatarnos de la ignorancia. Este impulso interior, no es otro que el que nos mueve hacia el estado de Buda, de Budeidad, que está latente dentro de cada uno de nosotros, oculto por la ignorancia.
 
Más hacia el exterior, encontramos otro círculo dividido en seis porciones, cada una de las cuales representa un nivel de existencia condicionada. Y se llama así, condicionada, porque es consecuencia de nuestras propias acciones a través del karma.
 
En pinturas budistas (así como en la tradición judéo-cristiana de Occidente), se suele describir el infierno como un lugar de intenso dolor y de tormento presidido por demonios, con una temperatura insoportablemente caliente, aunque también haya partes frías en donde la tortura la produce el hielo.
No es un lugar eterno, pues todo proceso es impermanente y un estado particular, dura tanto como determinan las condiciones por las que el ser toma la presente existencia. Es un lugar de depuración del karma.
 
EL REINO DE LOS ESPIRÍTUS HAMBRIENTOS

Aquí se amontona un conjunto de patéticas criaturas, con colores pálidos, humeantes como si surgieran de entre la niebla, obsesionadas siempre por una insaciable hambre y sed, tambaleándose sobre sus débiles piernas en busca de sustento.
No viven sino para el comer y el beber, nunca tienen suficiente y todo les deja insatisfechos y cuando consiguen algo, siguen quedándose tan insatisfechos como antes.
Es la personificación de la mente en la que predomina el ansia permanente
 
EL REINO DE LOS ANIMALES
Este es el ámbito de la vida del cuerpo. Todo el esfuerzo se suele aplicar a conseguir la satisfacción física de nuestros deseos y de nuestra seguridad corporal.
Se rehúsa todo esfuerzo por trascender y ver un poco más allá de las necesidades que el cuerpo nos exige, lo que marca un horizonte muy estrecho en nuestras vidas
 
EL REINO DE LOS TITANES
Los titanes solo conocen el arte de la guerra. No contentos con lo que poseen, estos gigantes se precipitan sobre cualquier lugar donde haya bienes apetecibles y tratan de conseguirlos de la manera que sea.
Su ansia no proviene del deseo o de la avaricia, sino porque envidian lo que otros poseen. No es que no estén contentos con lo que hacen, sino que están descontentos por lo que otros tienen.
 
EL REINO DE LOS HUMANOS

Es nuestro mundo de experiencias vitales. El nacimiento de una criatura se considera un importante acontecimiento que da lugar a la creación de una nueva vida espiritual que contiene en su germen el equilibrio entre el placer y el dolor, los dos polos que marcan la dirección de nuestras conductas. Para el Budismo, este es un estadio muy importante ya que contiene las oportunidades para una nueva realización espiritual.
 
EL REINO DE LOS CIELOS

La palabra que se usa en Pali y en Sánscrito para referirse a dios, proviene de una raíz que significa "brillar". Los dioses son los radiantes seres que viven en una inagotable fuente de placer y de gozo.
El que ha alcanzado el objetivo espiritual es el que ha creado su cielo en la tierra, el que ha evolucionado en si mismo hacia un ser superior espiritualmente. Es curioso el hecho de que en el dibujo, los dioses parecen compartir las mismas experiencias sensitivas que los humanos, aunque de una manera más especial, todo ello para indicar que el supremo conocimiento en la tierra nos acerca progresivamente a estas cotas de luz.
 
El círculo más exterior está dividido en 12 partes, cada uno correspondiente a una etapa del ciclo de causa y efecto, que mantiene al ser atrapado entre los seis reinos periódicos anteriormente comentados.
 

 

SAMSARA: LA RUEDA DE LA VIDA

CATEGORIA - VIDA y CONOCIMIENTOS

El Samsara es este mundo lleno de dolor y tristeza tal como lo conocemos. Todos los seres de este mundo están sujetos a la ley del karma. Karma significa acto volitivo, es decir, algo que uno hace, dice o piensa y que de hecho está bajo su control. Todos los actos de este tipo tienen consecuencias morales llamadas vipaka, que significa fruto. En el Budismo tradicional, estas consecuencias pueden ocurrir en esta vida o en una vida futura.

La mayoría de los Budistas creen en el renacimiento. Para muchos, el renacimiento no es diferente de la creencia de los Hinduistas, por ejemplo, en la reencarnación o en la transmigración de las almas (pasar del viejo cuerpo que muere a uno que acaba de nacer o de ser concebido). Con un poco más de precisión, sin embargo, el renacimiento no es más que la transmisión del propio karma. Buda lo comparaba con la llama que pasa de una vela a otra. Así pues, la idea de un alma inmortal, de una personalidad continua, no es de ningún modo una parte del concepto del renacimiento.

El renacimiento y otros conceptos similares no forman parte de la mayoría de las culturas occidentales, así que muchos budistas occidentales y algunos budistas de oriente, toman el renacimiento como una metáfora, más que literalmente. El Budismo nunca ha sido una religión anclada en lo literal, así que esto no es ningún tabú. De hecho, Buda evita a menudo discutir la realidad de una u otra idea metafísica como irrelevante para la práctica del Dharma.

La imagen que acompaña esta nota es la Rueda de la Vida tibetana, que representa el Samsara. En el centro, hay un gallo cazando a un cerdo que caza a su vez a una serpiente que trata de cazar al gallo, es decir, el deseo, el odio y la ignorancia. Alrededor de ellos hay personas ascendiendo el semicírculo blanco de la vida, junto a otras que descienden el semicírculo negro de la muerte. La mayor parte de la Rueda está dedicada a la representación de seis reinos: el reino de los dioses, el reino de los titanes, el reino de los humanos, el reino de los animales, el reino de las almas en pena y el reino de los demonios, cada reino presidido por su propio boddhisattva. La parte más exterior del círculo la componen los doce pasos del origen dependiente. La Rueda al completo está sujetada por Yama, el Señor de la Muerte.

Samsara o la zona de seguridad

Si tomamos cualquier diccionario de sánscrito nos dirá que la palabra Samsara significa literalmente "flujo, devenir". Un término que hace referencia a la rueda de las reencarnaciones causadas por la acumulación de acciones que han de tener una reacción. Es el ciclo de nacimientos y muertes que tiene lugar incesantemente mientras se cumple el Karma, la ley de causa y efecto del Universo.

Pero esta simple definición encierra muchísima sabiduría, muchísimo que meditar. ¿Te has preguntado alguna vez por qué repetimos los patrones o constelaciones heredadas de nuestros padres? ¿O por qué siempre atraemos el mismo tipo de parejas o trabajos? Estas situaciones pueden o no disgustarnos, no importa si lo que sentimos es placentero o desagradable. Lo importante a meditar es porqué siempre atraemos lo mismo a nuestra vida, porqué nuestra vida está condicionada por lo que nos rodea imposibilitandonos ver más allá incluso negar su existencia. Esa es la cuestión, meditar si existe más vida más allá de nuestras percepciones.

Ir más allá de nuestra zona de seguridad supone riesgo, valentía, coraje, y por tanto, miedo a lo desconocido, a la soledad, a la muerte, al abandono y al rechazo. Salir de nuestra zona de seguridad, para romper ese samsasa recalcitrante que nos mata antes de morir, supone enfrentarse a nuestros más profundos miedos. Conocer nuevos estados de existencia, nuevas formas de vida y de vivir, nos abre a todo un Universo que nos hace más humildes, comprensivos, compasivos.

Antes del Gran Samsara del nacimiento, muerte y renacimiento existen infinitos pequeños samsaras que pueden dominar y anquilosar nuestra vida. Pongamos unos ejemplos:

  • Nacer, crecer, casarse, tener hijos, deudas, hipotecas, amantes, divorciarse, morir. Este es el Samsara básico de la mayoría. El Sistema nos invita a vivir sutilmente de esta manera pues salvaguarda perfectamente sus intereses. Este es el motor del Sistema. "No existe mayor cárcel que aquella cuyos barrotes son invisibles", decía Dostoyevski. Este samsara nos invita a vivir en nuestra zona de seguridad a cambio de renunciar a la Libertad.
  • Conocido por todos es el dicho: pueblo pequeño, infierno grande. Efectivamente, son todas esas vidas enamoradas de su zona de seguridad que en muchos casos ni viven ni dejan vivir, anquilosadas tras muchos años de frustraciones, incapaces de mirarse al espejo. Es muy probable que estas personas estén viviendo ciclos samsaricos que no se atreven a romper por miedo a las consecuencias, por lo que, cualquier cosa externa que les mueva o les haga abrir los ojos será motivo de crítica y destrucción.
  • Aburrirse, inventar, molestar al prójimo. Este es un samsara retorcido, propio de una persona profundamente enferma, que necesita imperiosamente llamar la atención a toda costa. La vida de esta persona le desagrada profundamente, prefiere mirar a otro lado, prefiere evadir, prefiere inventar otra vida alternativa, no quiere escapar completamente de su vida ni romper con ella porque le da mucho bienestar material.

Existen muchísimos samsaras más, todos ellos siguen ese proverbio tántrico que dice: "aquello que crees que libera, en realidad esclaviza".

La película que os recomiendo aquí trata de un monje budista tibetano, su zona de confort es que ha estado viviendo en monasterio desde bien pequeño, no conoce otra forma de vida, está acomodado en ella. Cuando despierta su naturaleza, su Maestro en lugar de castigarlo, reprimirlo o castrarlo como haría cualquier judeocristiano moralista, toma una decisión muy sabia y atrevida. Le invita a salir del monasterio, vivir la vida que deba de vivir y cuando haya concluido esa vida que regrese.

Evidentemente, toda nueva vida, toda salida de de su zona de seguridad traerá su Karma, además de enfrentarse a sus miedos. Eso es algo que hay que meditar. Por eso el Sabio es el que se anticipa siempre, el que conoce las posibilidades y decide inteligentemente. Todos vivimos en nuestra zona de seguridad pues nos salvaguarda de nuestros miedos, de nuestras angustias, pero ya sabes cómo hay que romperla, la decisión es tuya si deseas hacerlo o no, pero sólo un detalle más antes de dejaros ver la película, si tienes pareja comparte tus frustraciones con ella, no tomes decisiones para romper tu zona de seguridad sin contar con ella porque puedes causar mucho daño y esto, también traerá sus consecuencias, nada escapa al Karma.

Las religiones se han esforzado muchísimo para inventar a dios, para inventar la vida y la espiritualidad, todo con tal de no sentir la angustia existencial, el no saber quienes somos y de dónde venimos. Es un pecado mentir, pero no es pecado autoengañarse para ellos, por eso viven en la permanente hipocresía, por eso matan y asesinan por sus creencias, porque la idea que pueda tener otro, sin importar si es acertada o no, les hace sentir su angustia existencial. Sentir compasión, es por tanto, una virtud muy elevada, pero vivir sin autoengañarnos mayor Virtud es.

Para recordar:

Samsara significa literalmente "flujo, devenir".

Nacer, crecer, casarse, tener hijos, deudas, hipotecas, amantes, divorciarse, morir. Este es el Samsara básico de la mayoría.

Aquello que crees que libera, en realidad esclaviza.

La vida no es el cuento de hadas que te han contado de pequeña, cuando lo descubras sólo sufrirás y harás sufrir a quien te rodea. El conocimiento es lo único que te hará libre y obviamente la humildad para pedir ayuda y dejarte ayudar.

Las religiones se han esforzado muchísimo para inventar a dios, para inventar la vida y la espiritualidad, todo con tal de no sentir la angustia existencial.

 

 


 

Informes y entrevistas al teléfono: (11) 4545-1065 - E-mail: arca1990hoy@yahoo.com.ar